Fernández Oro: «El policía cargó la escopeta, se la apoyó en la cara y le disparó»

Fernando Sosa tiene 25 años, es de Cipolletti y ahora su vida quedó en pausa porque un policía le rompió el maxilar de un tiro. Su hermano, Ariel, contó lo ocurrido durante la madrugada del domingo.

Un joven cipoleño de 25 años sufrió una fractura de maxilar luego de que un policía le disparara con una escopeta en la cara durante un procedimiento en la localidad de Fernández Oro. Se trata de Fernando Sosa, quien fue sometido a una cirugía -en la que le sacaron once perdigones en la cara- y ahora tuvo que poner su vida en pausa por el aberrante accionar del efectivo.

Su hermano, Ariel, contó en diálogo con LM Cipolletti los detalles sobre lo ocurrido durante la madrugada del domingo 10 de octubre y aseguró que, como familia, sólo quieren que Fernando se recupere favorablemente y pueda continuar adelante con sus proyectos. También remarcó que esperan que se haga justicia y que el uniformado «no vuelva a tocar un arma en su vida».

Cabe recordar que, de acuerdo a la información brindada por fuentes de la Comisaría 26° de Fernández Oro el día del hecho, al policía que participó del operativo se le escapó el tiro por error y que su arma estaba cargada porque horas antes había intervenido en la escena del crimen de un hombre de 35 años en el barrio Martín Fierro.

Sin embargo, su hermano aseguró que, según el testimonio de Fernando y los jóvenes que se encontraban con él en ese momento, el disparo fue premeditado y no se trató de ningún error.

«En ese momento yo no estaba con ellos, pero sí conozco la versión de Fernando y mi hermano más chico, que también se encontraba en el lugar. Ellos habían ido a un cumpleaños en Fernández Oro y, al parecer, se armó un altercado, por lo que decidieron irse. Fernando era el conductor designado y estaba llevando a la casa a los amigos de mi otro hermano cuando vieron, en la esquina, un patrullero sin luces que se les cruzó adelante», expresó el joven.

Y continuó: «En ese momento frenaron y vieron que se bajaron varios policías del móvil. Uno de ellos se tiró encima del auto, como si lo hubieran chocado, pero mi hermano no había hecho nada, por lo que bajó la ventanilla para preguntar qué estaba pasando. El efectivo lo insultó, cargó la escopeta y se la apoyó en la sien. Fernando, en un acto reflejo, tocó el caño porque pensó que lo iba a matar y fue ahí donde le disparó. En ese movimiento que hizo logró correr el arma al cachete, porque sino la herida hubiera sido otra».

A su vez, Ariel contó que -de acuerdo a la información recabada por el testimonio de todos los presentes- los policías sacaron a Fernando el auto y lo llevaron al hospital orense de manera inmediata. En tanto que el resto de los ocupantes, su hermano menor incluido, fueron trasladados a la comisaría para declarar.

«Mi hermano más chico me decía que el policía que disparó se reía. Fernando no se había dado a la fuga, no hizo absolutamente nada. Quizá ellos pensaron que estaban escapando del cumpleaños o algo por el estilo, pero no fue así y nada justifica lo que pasó. Si hubiera sido un error como dijeron desde la Policía, se hubiera acercado a la familia para pedir disculpas», sentenció.

«Creemos que el policía los quería meter preso y simuló que lo atropellaron, pero se le fue todo de las manos», aseguró Ariel, hermano del damnificado.

Finalmente, el joven damnificado tuvo que ser derivado al hospital Pedro Moguillansky de Cipolletti para ser intervenido quirúrgicamente. Allí le sacaron once perdigones de la cara y constataron que había sufrido una fractura de maxilar. «Algunos de esos perdigones le tocaron varios nervios y tiene parte del labio y la cara paralizada. El médico nos dijo que podía llegar a recuperarse con el tiempo, pero que también podía quedar así para siempre», expresó Ariel.

Ahora, Fernando fue dado de alta y se encuentra recuperándose en su casa, pero con mucho dolor e impotencia, ya que su vida quedó en pausa.

«El policía cargó la escopeta, se la apoyó en la cara y le disparó»

«Mi hermano es una buena persona, trabaja y ahora se estaba haciendo cargo de la casa de mi familia, porque mi papá murió hace poco. Él quería mantener a mi mamá y ahora no va a poder pagar ninguna cuenta porque tampoco puede trabajar. No estamos hablando de un delincuente. Lo que pasó fue inhumano», apuntó.

Finalmente, Ariel afirmó: «No queremos nada, sólo que ese policía no vuelva a tocar un arma en su vida, no puede estar suelta una persona así. Nunca se acercó a ver a la familia ni aceptó que fue un error. Si hubiera sido así no estaría escondido como ahora», concluyó.

Fuentes judiciales confirmaron a este medio que ya se dio inicio a una investigación y que, como primera medida, se secuestró el arma del policía.