Se cumplen 11 años del crimen del policía Andrés Lucanera en Viedma

El asesinato de un policía en manos de un menor de edad, el dolor de la familia, la actuación de la justicia en una causa que dio mucho que hablar y la posibilidad de dar vida aún después de la muerte, todo eso encuadra a este crimen que sucedió en Viedma hace 11 años atrás.

El 29 de mayo del año 2011, la familia Lucanera comenzaría a vivir una lucha inclaudicable ante la vida, primero para afrontar la muerte de Andrés Lucanera, después para exigir que se haga justicia y se cumplan las leyes, respecto a la situación del detenido, por aquel entonces menor de edad, por último, para vivir con el recuerdo vivo de Andrés enfrentando el dolor.

La tarde del domingo 29 de mayo de 2011 fue muy dura para la Familia Lucanera. Al caer la noche se enterarían que Andrés, un policía de unos 30 años, había sufrido un disparo de arma de fuego en la cabeza. Horas después le pelearía cara a cara a la muerte y la vencería al regalar más vida aun en su partida, ya que, por decisión de su familia, donaron sus órganos.

Todo comenzó alrededor de las 17 horas del 29 de mayo de 2011, en las calles 10 y 15 del barrio Lavalle donde Andrés Lucanera se encontraba sentado en el lugar del acompañante de una camioneta.  Nunca esperó verse sorprendido por un joven de 17 años que sacó un revólver calibre 22 y disparó a la altura de su cabeza. La bala ingresó y quedo alojada en el cráneo.

Lucanera fue llevado de urgencia al Hospital Zatti, donde llegó con un complejo cuadro que se transformaría en irreversible. El diagnostico de los médicos fue letal para la familia, muerte cerebral. Inmediatamente profesionales ligados al Centro Único de Ablación e Implante de Río Negro (CUCAIRN) hicieron la pregunta de rigor que se les hace a todos los familiares de personas con posibilidades reales de donar órganos. La respuesta fue inmediata y Andrés Lucanera iba a donar sus órganos, por eso, tras su fallecimiento venció a la muerte prolongando la vida de otras personas.

La causa judicial

Las primeras horas tras el crimen la policía comenzó a trabajar en las pistas para dar con el homicida. Buscaron testimonios de testigos ocasionales y trabajaron en la escena del crimen. El dato clave fue aportado por el conductor de la camioneta, quien habría presenciado parte de la situación.

El domingo se apagaba en la Comarca con escenas tristes en distintos puntos que ofreció la Capital de Río Negro. Por un lado, los familiares de Andrés llorando en el Hospital teniendo que tomar decisiones determinantes. Por el otro, despliegues policiales y judiciales en inmediaciones del barrio Lavalle. Se buscaba al autor del disparo que causó la muerte del “ruso” Lucanera, como muchos de sus pares le decían.

La justicia realizó allanamientos 48 horas después del crimen y el autor del disparo, un menor de 17 años se encontraba prófugo. Finalmente, el padre del homicida gestionó la propia entrega del adolescente que estaba escondido en una vivienda en Carmen de Patagones, provincia de Buenos Aires, a unos siete kilómetros del barrio Lavalle, lugar donde comenzó todo.

Horas después la policía logró la detención de otro joven involucrado. Tenía 21 años y por ese entonces se habría auto incriminado como el coautor del homicidio, que fue caratulado como “en ocasión de robo”.

Con ambos sospechosos detenidos comenzó la búsqueda del arma de fuego con la que ultimaron a Andrés. Se buscó un revólver calibre 22 en varias viviendas que fueron allanadas en distintos barrios de Viedma. Nunca se pudo dar con el revólver utilizado para el homicidio.

Comenzó a moverse el expediente en la justicia. David León, el mayor que se entregó fue alojado en la Alcaidía de Viedma hasta que desde el Juzgado de Instrucción Nº 4 se resolviese su situación procesal.

El menor, que por aquellos años tenía 17 años fue identificado con las siglas de J.C.A, Julio Cesar Ardaiz, fue alojado en el Hogar Pagano, donde sufrió importantes quemaduras y tuvo que ser hospitalizado en el Zatti primero y trasladado a Córdoba después. El cuadro era complejo y estuvo por mucho tiempo en recuperación.

El juez de la investigación, Guillermo Bustamante ya había determinado el procesamiento de Ardaiz en la causa y el sobreseimiento para David León Belmar por la falta de mérito. Restaba definir de qué manera se iba a juzgar a Ardaiz en los estrados judiciales, por su condición de menor de edad, comenzaba otra lucha para la familia Lucanera.

La propuesta del juicio abreviado

Transcurría más de un año del homicidio de Andrés Lucanera y las novedades sobre cómo se iba a juzgar a Ardaiz no trascendían desde la justicia. Hasta que un día, un mensaje de texto alertaba que el detenido habría aceptado la propuesta del juicio abreviado. La idea del Fiscal Juan Ramón Peralta generó movimientos importantes y de repudio por parte de la comunidad.

El mensaje llegó a la redacción de este medio e indicaba que el joven Ardaiz había aceptado el ofrecimiento del fiscal de Cámara, Juan Ramón Peralta que consistía en la pena de SEIS AÑOS DE PRISIÓN EFECTIVA, además de calificar el facto como “homicidio en ocasión de robo en concurso ideal con portación de arma de uso civil” (arts. 165, 54 y 189 bis inc. 2º tercer párrafo del C. Penal).

Consultada la familia de Andrés Lucanera, sobre si habían recibido alguna notificación que los advirtiera sobre el juicio abreviado, expresaron que no y comenzaron a manifestarse públicamente.

El objetivo de la familia Lucanera era que no se lleve a cabo la instancia judicial que consistía en que Julio Cesar Ardaiz aceptase hacerse cargo del homicidio de Andrés y se le dé una pena de dos años menos por debajo de la mínima por homicidio, que va de 8 a 25 años.

Ante el planteo de la familia y tras varios intentos, de igual forma se llevó a cabo el 14 de junio de 2012 el juicio abreviado. Se hizo con la presencia de los Jueces Eduardo Ignacio Giménez en su carácter de presidente, Roberto Hernán Maturana y Ernesto J. F. Rodríguez como Vocales, también estuvo el Fiscal de Cámara Juan Ramón Peralta, la Defensora Oficial Marta Gloria Ghianni, la Defensora de Menores Patricia Alejandra Arias y del imputado Julio Cesar Ardaiz. La familia de Andrés Lucanera, obtuvo un permiso especial para estar en el juicio, pero no podían emitir opinión alguna.

Al retirarse de los tribunales, Liliana Lucanera manifestó que “las disculpas de él no me van a devolver a mi hermano. Sé que no son verdaderas y a mí no me sirven de nada, quiero a mi hermano conmigo”, refirió ante los medios de prensa que siguieron el caso.

“No nos dejaron decir nada, no existimos como familia”, expresó una compungida mujer quien por esos días se mostraba desilusionada de la justicia ante la posibilidad de que el joven acusado del homicidio de su hermano cumpla seis años de prisión efectiva.

“Él dijo que se declaraba culpable, que quería el juicio abreviado y que aceptaba el hecho”, refirió Liliana tras la audiencia y detalló el momento en que tuvieron de frente al acusado. “Fue terrible, dieron ganas de ir y matarlo a él también. Era terrible tenerlo enfrente”, contó la tía de los hijos de Andrés Lucanera.

“Ya estaba todo previamente charlado”, reflexionó Liliana sobre el acuerdo del juicio abreviado que se llevaba a cabo y que restaba una definición concreta por parte de la Cámara del Crimen de Viedma.

La interrogante se iba a instalar por varios días, pero definitivamente la sensación de que existió algo de justicia al rechazar el acuerdo del juicio abreviado iba a llegar el 22 de junio de ese 2012. Ardaiz iba a ser juzgado en un juicio por homicidio a puertas cerradas, sin que la familia de Lucanera pueda ser querellante.

 

Juicio a puertas cerradas     

El 27 de mayo de 2013 comenzó el juicio contra Julio Cesar Ardaiz y se concretó en dos audiencias donde hubo testigos que hicieron sus aportes en la causa.

Finalmente, el 22 de julio se leyó la sentencia por la muerte de Andrés Lucanera. Por unanimidad, el jurado dictamino 12 años de prisión para Julio Cesar Ardaiz. En la lectura de sentencia, estuvo la familia de Andrés Lucanera y el imputado.

Con la sentencia dada, Liliana Lucanera, volvió a realizar declaraciones a la prensa. Se la notó con otro semblante y conforme con la decisión del jurado. “Nos basta con que la sentencia es de 12 años. Para nosotros es un logro importante, no es lo que queríamos, pero la lucha no fue en vano”, refirió Lucanera quien cerró su relató diciendo que “después de tanta lucha logramos bastante. Es demasiado ya, estábamos esperando esto como para relajarnos un poco y decir hasta acá por vos lo hicimos y luchamos, ahora empieza el duelo”.

La familia de Andrés Lucanera lo recuerda por lo que fue en vida, un padre de familia, un buen amigo y buen policía, pero por sobre todas las cosas, por lo que dejo la causa de Andrés, quien prolongo la vida de otras personas que quizá nunca lo sepan y por darle batalla al sinsentido de la justicia, esa que resuelve causas con la ley en la mano y el sentido común aplastado bajo miles de expedientes.

Por Alejandro Azaroff