Río Negro: el juicio por la muerte de Gabriel Mandagaray comienza el 24 de abril en Viedma

Los acusados de la muerte de Gabriel Mandagaray – Foto: VDM

Será el 24 de abril, a poco de cumplirse 2 años de su injusta muerte, en el marco de un entrenamiento del COER en Viedma.

El juicio por la muerte del policía Gabriel Mandagaray durante un curso de entrenamiento del grupo especial COER, tiene fecha: del 24 y 28 de abril Alfredo Nahuelcheo, Marcelo Contreras, Maximiliano Vitali Méndez y Alejandro Gattoni enfrentarán esta instancia que podría terminar con condenas de prisión efectiva.

El fiscal del caso, Guillermo Ortiz, los acusa de ser coautores de «abuso de autoridad» en concurso ideal con «incumplimiento de los deberes de funcionario público»; y de «homicidio culposo» en concurso real con el primer delito. Y en el caso de Contreras, se lo acusa también de «lesiones leves en calidad de autor» por agredir a otro de los cursantes pateándolo y pisándolo en la zona del extremo inferior de la columna vertebral que le produjo fractura de la 1ª vertebra del coxis.

En representación de la familia Mandagaray estará el abogado querellante Damián Torres. «Lo que tenía que ser la formación de un agente público, terminó siendo una tragedia, completamente evitable. Vamos con todo, por su familia y por la memoria de Gabriel», posteó Torres en sus redes sociales.

El juicio comenzará apenas cumplidos 2 años de la muerte y estará a cargo de los jueces Carlos Reussi, Marcelo Alvarez y Ignacio Gandolfi, informó el sitio VDM.

El hecho ocurrió durante el curso de capacitación que había comenzado el 12 de abril del 2021, a 40 Km de Bahía Creek, y que tuvos cambios en la planificación realizados a último momento y abusos deshumanizantes.

En ese lugar, los instructores y el coordinador hicieron ingresar a los cursantes en un estanque de agua para luego iniciar la caminata hasta dicha playa en la que acamparon hasta el día siguiente. Durante ese tiempo, los sometieron a todos un «excesivo desgaste físico y psicológico que generó en ellos heridas en pies y manos y complicaciones psicológicas, todo en un contexto de escasa alimentación e hidratación; sin suficiente descanso diurno y nocturno, sin controles y/o asistencia médica en el lugar, sin medios de comunicación adecuados, sin ambulancia o equipos de primeros auxilios adecuados».

Según detalla la investigación, los efectivos tuvieron que soportar prácticas humillantes como ser orinados o colocarse máscaras de excremento de animal sobre sus rostros. También «hacerlos ingresar al mar a altas horas de la madrugada, en plena oscuridad y sin ninguna medida de seguridad y completamente desnudos para hacerlos caminar durante la noche en esas condiciones».

Por eso se los acusa de no respetar leyes ni reglamentos como la Resolución 2748, la Ley Orgánica de la Policía, el Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y el artículo 16 de la Constitución de la Provincia de Río Negro.

Defensas y testigos

La causa tiene 7 defensores particulares de los imputados; Armando Salazar, Fernando Ramoa, Oscar Pineda, Diego Perdriel, Manuel Maza, Pablo Iribarren y Santiago Guenumil.

En el juicio que se desarrollará ante un tribunal conformado por tres jueces técnicos, se espera la participación de unos 20 de testigos ofrecidos por la acusación y por las defensas particulares de los cuatro imputados.

Queda pendiente, además, el juicio por «incumplimiento de los deberes de Funcionario Público» a los encargados del área de capacitación de la Policía.  Los alegatos de apertura serán el 24 y los de clausura el 28 de abril. El veredicto se dará el 5 de mayo.

 

Gabriel Mandagaray dijo que no sabía nadar

El 15 de abril, entre las 15 y las 18 horas y ante la presencia del coordinador que no manifestó objeciones, los instructores hicieron ingresar al mar -hasta una distancia donde no hacían pie- a Mandagaray y a dos compañeros con el uniforme policial completo, incluido los borceguíes, todas las armas reglamentarias sin chalecos salvavidas y/o torpedos.

Burlaron cualquier medida de seguridad lógica para un contexto de desgaste y cansancio físico y psicológico en el que se encontraban los cursantes producto de las exigencias de los días anteriores. No había lanchas de apoyo, ni asistencia de guardavidas o control de Prefectura Naval.

A eso se agrega que Mandagaray había manifestado que «no sabía nadar», aviso al que no hicieron caso instándolos a ingresar, llevando entre los tres un tronco de 2 metros de largo aproximadamente lo que dificultó (sumado a las condiciones climáticas y de la marea) que pudieran salir del mar a la vez que pedían ayuda.

Dos de ellos pudieron ser auxiliados por sus compañeros mientras que la víctima no pudo salir del agua, se hundió y luego de una hora fue expulsado por el mar, sin vida, a unos 200 metros del lugar donde habían ingresado.