Una joven arquitecta quiso anotarse al curso de gasista pero le dijeron que no aceptan mujeres «porque los espacios no están acondicionados». Para poder hacer el taller, tenía que buscarse un gasista matriculado privado. Lo mismo estaría pasando con el resto de oficios de mayor salida laboral.
Una joven de la comarca intentó inscribirse en un curso de la Escuela de Aprendizaje de Oficios 1, de Viedma, pero se encontró con obstáculos que ponen en evidencia una inexplicable desigualdad en el trato hacia hombres y mujeres en el acceso a los talleres más demandados de la formación terciaria de la provincia de Río Negro.
Según detalló Lydia* en su testimonio a VDM Noticias, las mujeres tienen vedada -o se les ponen trabas para acceder- la formación en los oficios con mejor salida laboral: carpintería, gasista y electricista vinculados a la Construcción, panadería y mozo vinculado a Gastronomía, y mecánica de motos y de autos.
La joven de 25 años, es arquitecta y trabaja en la dirección de obras. Para mejorar sus conocimientos, el martes 22/2 intentó inscribirse en el taller de Gasista de tercera categoría y se encontró con una respuesta que la dejó «recalculando».
«Hice la fila, como todas las personas, tanto mujeres como hombres. Cuando llegó mi turno me dijeron que no podía inscribirme. Pensé que no había cupos pero no, porque es porque no aceptan mujeres. Me quedé recalculando un ratito por la tontería de lo que me estaba escuchando pero la mujer que me atendió me explicó que los profesores que dan los oficios no permiten que accedan las mujeres a las prácticas. Y me dijo que, en realidad, me podía inscribir pero me tenía que buscar un profesional por fuera de la escuela que me habilite las prácticas», relató a este medio.
Lydia contó que delante de ella había una chica que quería hacer carpintería y le respondieron lo mismo. «Así como se sentó se fue enseguida porque no podía anotarse. No entiendo por qué un varón que hizo la fila conmigo le aceptan la inscripción tranquilamente y yo tengo que ir y conseguirme el profesional aparte», planteó.
Con esa experiencia a cuestas, decidió pedir la intervención de la Defensoría del Pueblo. Según pudo confirmar VDM Noticias, la denuncia llegó al área de Supervisión del Ministerio de Educación desde donde reconocieron los hechos pero aún no dieron una respuesta oficial.
«Me sorprende que en 2022 me salgan diciendo que no puedo por ser mujer porque el espacio de trabajo no está acondicionado. No entiendo la lógica ni dónde está escrita esta normativa educativa donde diga que esto está bien. No me lo supieron explicar. No entiendo que el Ministerio de Educación esté avalando esto», cuestionó para señalar que esta situación puede explicar por qué son muy pocas las mujeres que se reciben de la escuela de oficios en estas áreas.
«No se respeta la igualdad. Solo para inscribirme tengo que hacer más esfuerzo que un chico que después puede cursar tranquilamente, sin buscar ni pagar un matriculado aparte», agregó para subrayar que «es algo irónico».
«Por ser mujer tenés que buscar un gasista matriculado para la práctica porque los gasistas matriculados a los que le paga la Escuela de Oficios consideran que el espacio no está acondicionado para mujeres. ¿Eso me lleva a pensar qué significa que no esté acondicionado para mujeres? Yo trabajo en la construcción y puedo doblar y atar hierro, hago hilada de ladrillos, hago la mezcla, corto materiales… La única condicionante en la construcción es la seguridad de los trabajadores y de los procedimientos de la construcción. Como no voy a poder instalar un caño», detalló.
Finalmente, lamentó que esta situación haya desanimado a otras mujeres que no presentaron quejas y perdieron la oportunidad de mejorar su calidad de vida a través de prácticas mejor rentadas.
«Se supone que la Escuela de Oficios es como un terciario que ayuda a los que no tiene tiempo o tienen una situación familiar y económica complicada para que tengan un título en un año y medio. Por algo están en los barrios con mayores problemáticas. Tendrían que ser más flexibles. No entiendo como lo dicen tan libremente. Encima la directora del instituto es otra mujer. Cada vez entiendo menos», concluyó.
