El jurado popular determinó por unanimidad que Elvio Pazos es culpable del femicidio de Carolina Rivero

Concluyó ayer el juicio por jurados que desde el lunes pasado se realizó en Viedma contra Elvio Pazos, el único hombre acusado de haber perpetrado el femicidio de Carolina Rivero, quien había sido su pareja y con quien tenía un hijo en común, el 30 de octubre de 2020 en San Antonio Oeste.

Elvio Pazos, femicida de Carolina Rivero

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Fue el Fiscal Jefe Juan Pedro Peralta el primero en dirigirse al jurado para explicar por qué el hombre debía ser condenado por el delito de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido en el marco de una relación de pareja y por haber mediado violencia de género.

En los 40 minutos en los que hizo uso de la palabra recordó cada uno de los testimonios brindados en el juicio que acreditan la pretensión de la acusación.

“El homicidio no está discutido -dijo- víctima y victimario habían sido pareja y tenían un hijo en común de 7 años al momento de ser asesinada Carolina. Tenemos hechos de violencia previos y los estremecedores y movilizantes testimonios que escuchamos en las dos jornadas dieron cuenta que la situación era peor de lo que pensábamos”.

Así mencionó frases de la madre de la víctima quien recordó momentos de violencia a causa de los celos y dijo haberla visto varias veces lesionada. Expresó también que ellos “se habían separado varias veces”. Sus amigas corroboraron los episodios de violencia, los celos, el envío constante de mensajes para controlarla y los agravios directo frente a otras personas.

Agregó a ello Peralta, el testimonio del hijo de ambos y de la hija de Carolina, quienes en cámara gesell hicieron referencia al calvario que se vivía en la casa. El niño hoy “no puede nombrar a su maestra porque se llama igual que su mamá y sólo puede hablar de lo sucedido con su psicóloga” que también fue convocada como testigo y destacó entre otras cosas que el menor “era utilizado por el padre para controlar a la mamá”.

Diversos testimonios ajenos a la familia – aseveró el Fiscal- dieron cuenta que “Pazos sabía perfectamente lo que hacía”. Dijeron que el acusado ese día “estaba normal, tranquilo, el Pazitos de siempre”. Y contaron además los días previos mencionando los detalles mínimos que provocaban agresiones muchas de ellas con cuchillos y sólo dirigidas a la víctima.

Los agentes de policía que llegaron al lugar de los hechos “también dieron cuenta que el hombre estaba lúcido cuando la mató”. Y un pericia de alcoholemia agrega además que “no estaba borracho, había consumido alcohol pero ello no le imposibilitada entender lo que estaba haciendo”.

Finalmente enfatizó en los testimonios de los peritos que “nos permitieron mostrarles cómo fue la mecánica del hecho. Un hecho perpetrado por un hombre que entendía lo que estaba haciendo y cometió un homicidio con violencia de género provocándole 37 heridas punzocortantes la mayoría de ellas en el cuello, porque fue directo a las zonas vitales. Hubo una fuerte resistencia de ella por defenderse y él suprimió esa defensa con un golpe en la cabeza”.

“Pazos tenía pocas lesiones y todas superficiales, lineales y en la misma zona. Se las hizo solo”, aseveró recordando el testimonio de la médica del Cuerpo Médico Forense.

“Carolina intentaba rehacer su vida – dijo Peralta- buscar la vida que se merecía. Logra irse de la casa y el día previo él la llama 10 veces por teléfono y le manda al hijo una foto de una muñeca cortada como forma de manipulación. La dominación seguía” y se reafirma con los últimos actos: el cuerpo tenía las marcas de dos manos ensangrentadas sobre los senos de la víctima y Pazos destruyó el documento de ella después de matarla.

Para finalizar, Peralta destacó que “no fue un hecho irreflexivo, súbito, inesperado. No hubo en el hecho emoción violenta, hubo en cambio instancias previas de humillación y violencia y en una escalada progresiva que terminó con los cuchillos. Una violencia que el hombre sólo dirigía hacia ella. No era una persona impulsiva, era violento con ella”.

Recordado una conocida frase de Galeano cerró el Fiscal su alegato diciendo que “el hombre violento teme que la mujer deje de tenerlo miedo. Desde el día que ella dejó de tenerle miedo él empezó a matarla”.

El abogado de la familia de la víctima, Damián Torres fue el segundo en dirigirse al jurado. Dijo que “cada 30 de octubre va a ser un calvario para la familia, pero la muerte de Carolina empezó antes”. Mencionó el “acto de manipulación cargado de advertencias previas”, realizado por el hombre para que la mujer vaya ese día a la casa y mencionó los “celos y la violencia previa sólo iba dirigida hacia ella. Él no tenía impulsos, sólo era violento con Carolina”.

“Claramente estamos ante un homicidio calificado: era su ex pareja, había convivido con ella durante mucho tiempo y mató a una mujer, la mamá de su hijo en el marco de un contexto de género”, enfatizó agregando que la hipótesis de la defensa relacionada con la emoción violenta “no tiene los requisitos mínimos para que ustedes la consideren”.

“Que este 30 de marzo sea el día en que hagamos justicia por Carolina”, finalizó.

Por último el abogado Daniel Mayor, defensor del imputado destacó que “Elvio no estaba bien”, que la familia nunca lo impulsó a hacer tratamiento psicológico y que no se le podía pedir eso. “Él no podía manejar sus emociones”.

“No discutimos el homicidio, pero tuvo que pasar para que luego de ello lo analice una psicóloga (perito de esta parte) que verificó que Pazos tenía un trastorno mental”. “Puede un enfermo mental ser culpable de lo que hizo”, se preguntó.

“Pueden enviar a la cárcel a una persona enferma mental que en 18 años sin tratamiento vuelve a estar en la calle, porque la cárcel no resocializa. Hay que darle a Elvio un tratamiento adecuado para que se resocialice y se cure. Les estoy pidiendo que apliquen un atenuante que puede ser la emoción violenta”.

Finalmente, tras las instrucciones que el Juez Marcelo Chironi le dio al jurado, el cuerpo pasó a deliberar y resolvió determinar la culpabilidad de pasos por unanimidad.

Lectura de veredicto del jurado popular