El cuádruple crimen que estremeció a Patagones en la década del 70 – Primera entrega 

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Actualmente quienes transitan por la Ruta Nacional N° 3, a la altura del kilómetro 900, en las inmediaciones de “La Querencia”, recuerdan que en un campo de esa región hubo un cuádruple crimen que se llevo la vida de cuatro integrantes de una familia. El caso fue tan estremecedor que de alguna manera venció las barreras del olvido y se recuerda más allá del paso de los años.
Foto: Carlos Rubio

Se trata de uno de los episodios más oscuros de la historia criminal del sur bonaerense: el brutal asesinato de una familia entera en una chacra rural. Corría el año 1970 y la empresa Iezi Ottonello trabajaba en el asfaltado de un tramo de la ruta. Un subcontratista y un cabo de policía recorrían el campo en busca de una herramienta extraviada cuando se toparon con una escena aterradora. En la vivienda principal, yacía sin vida Rosa Jeffer de Zumbaino, de 50 años, con el cráneo destrozado a golpes. En otra habitación, el cuerpo de su hija Elba Rosa Zumbaino, de 27, presentaba signos de lucha y un disparo a quemarropa. Los investigadores no tardaron en vincular el crimen a un intento de abuso sexual.

A pocos metros, en un galpón anexo, se hallaron los cuerpos de Francisco, de 21 años, y Carlos Eduardo Zumbaino, de 19. El primero había sido asesinado a tiros, mientras que el segundo presentaba lesiones compatibles con una golpiza fatal. El escenario era tan brutal como inexplicable.

El caso estremeció a la comunidad de Carmen de Patagones y las localidades vecinas. No había señales de robo, no faltaban objetos de valor, y la vivienda no mostraba desorden, lo que fortalecía la hipótesis de un ataque dirigido. En el cuarto de Elba, los signos de forcejeo hablaron por sí solos.

La investigación avanzó rápidamente. El sospechoso, Luis Robledo, un joven de 23 años que vivía en una pensión de Cardenal Cagliero, fue capturado en una zona de montes por el comisario de Stroeder, Orlando Cabrera, luego de intentar escapar. Había enterrado sus ropas ensangrentadas en un campo de la familia Littau, según indicaban los relatos de aquella época.

Robledo era un hábil cazador y estaba obsesionado con Elba. Su rechazo habría sido el detonante de una violencia desmedida. Ejecutó a cada integrante de la familia con frialdad, utilizando un arma calibre .22, cuyas vainas fueron halladas tanto en la casa como en el galpón.

Tras su captura, fue trasladado a la comisaría de Patagones, donde una multitud furiosa se agolpó exigiendo justicia. Conmoción, impotencia e incredulidad marcaron aquellos días. Finalmente, Robledo fue declarado culpable y condenado a reclusión perpetua.

Foto: Carlos Rubio

La masacre de la familia Zumbaino se convirtió en un caso bisagra para la región. Fue una de las primeras tragedias en dejar una huella profunda por la brutalidad de los hechos y el exterminio de un núcleo familiar completo. Años después, sucederían otros crímenes atroces, pero este, sin duda, quedó grabado en la memoria colectiva como una advertencia de hasta dónde puede llegar la violencia cuando no encuentra límites.


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