Ana Zulema Walter, tras una vida dedicada a la enseñanza y a la crianza de sus cuatro hijos, soñaba con disfrutar de su jubilación viajando por el mundo junto a su esposo. Sin embargo, en 2015, un accidente cambió sus planes drásticamente. Al caer en un pozo de 25 metros, Zulema tuvo que someterse a múltiples cirugías y a una ardua rehabilitación para salvar su pierna. Aunque físicamente se recuperó, su salud mental se vio gravemente afectada, llegando a pasar días enteros sin querer levantarse de la cama. Dos años después desapareció y nunca más se supo de ella.
El 1° de junio de 2017, Zulema y su esposo compartían una mañana tranquila en casa. Él salió a la farmacia y ella se quedó a lavar los platos del desayuno. Pero cuando él regresó, Zulema había desaparecido. La familia, consciente de su depresión y de su tratamiento psicológico y psiquiátrico, temía lo peor.
La búsqueda comenzó de inmediato. Las investigaciones revelaron que Zulema tomó un taxi hacia un gimnasio con centro de rehabilitación, un lugar desconocido para su familia. Al principio, pensaron que algo le había sucedido. Sin embargo, días después, otro taxista informó que un mes antes había llevado a Zulema al mismo lugar, donde había intentado lanzarse al río desde un puente cercano. La familia no supo de este incidente hasta que fue demasiado tarde.
Hasta hoy, Zulema sigue desaparecida. La familia cree que ella terminó con su vida aquel 1° de junio, basándose en el testimonio de una persona que la vio caminar hacia un muelle abandonado que da al río Negro. Un perfil psiquiátrico también apoya esta teoría.
No obstante la investigación judicial ni la búsqueda que ya dejó de realizarse han logrado establecer ni siquiera una pista certera donde, en todo caso, podría haberse producido el penoso desenlace. Al menos Zulema y su familia merecen que la investigación judicial tenga alguna vez una resolución contundente. Mientras tanto, Zulema sigue desaparecida.
Artículo del medio https://estesur.com.ar