Bonaerenses: asesinó a un colectivero en la Matanza y estuvo más de 9 años prófugo con otra identidad

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Brian Gabriel Cabrera estuvo nueve años y dos meses prófugo tras matar al colectivero Leonardo Paz – Foto: Clarín

Leonardo Sebastián Paz (22) estaba cumpliendo su sueño: manejar un colectivo. Pero la ilusión se esfumó el primer día de trabajo. Dos ladrones se subieron al interno 1030 de la línea 56 y le pegaron dos balazos cuando un policía federal los enfrentó en 2014. Desde ese momento, el homicida estuvo más de 9 años prófugo.

 

El crimen se registró a las 4.30 de la madrugada del 14 de marzo de 2014 en Villa Celina, partido de La Matanza. A uno de los sospechosos, Kevin Gustavo Antonacci (29), lo detuvieron el mismo día.

Al otro, Brian Gabriel Cabrera (29), acusado de ser el que apretó el gatillo, recién 9 años, 2 meses y 2 días más tarde. «Caraza», como le decían porque se había criado en ese barrio de Lanús, vivía con identidad falsa y estaba en pareja, pero la mujer había sido engañada.

Sobre Cabrera pesaba un pedido de captura nacional e internacional desde 2014. Detectives de la Policía Federal descubrieron que el prófugo había renovado su DNI el 6 de abril de 2022.

Las huellas que dejó en este trámite fueron claves para atraparlo, ya que aportó un domicilio en una casaquinta de la calle Manuela Gómez a 1100, en General Rodríguez.

Además, se constató que estaba trabajando desde septiembre de 2022 en una empresa de logística.
«Caraza» estuvo nueve años y dos meses prófugo por el asesinato del joven de 22 años en La Matanza.

Con estos datos, la División Homicidios de la PFA avanzó sobre el sospechoso, que cumplía tareas en una planta de reciclaje de botellas de vidrio en la ruta provincial 28 y Puerto Belgrano, adonde ingresaba a las 5 de la mañana. Pero el apellido que había dado no era el verdadero, sino Silva.

De esta manera, dos brigadas montaron una vigilancia y lo esperaron en la entrada de su trabajo. Cuando llegó en su bicicleta, giró en «U» e intentó escapar, pero se cayó en una zanja y sufrió cortes en la cara. Antes de que se lo llevaran preso, intentó coimear a los agentes para que lo dejaran en libertad.

Al comprobar que era el prófugo, intervino también la Policía bonaerense y lo trasladaron al Hospital Vicente López y Planes, de General Rodríguez, donde le hicieron curaciones en el rostro y le dieron algunos puntos de sutura.

A Cabrera lo acusan de un delito cuya expectativa de pena es prisión perpetua: «robo agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa, homicidio doblemente agravado criminis causa y por tratarse de un miembro de la fuerza policial en grado de tentativa, homicidio agravado criminis causa».

El fiscal Matías Folino lo indagó, pero el detenido se negó a declarar. Cabrera quedó preso en la comisaría 2da. de Ramos Mejía, a disposición del Juzgado de Garantías 5 del Departamento Judicial de La Matanza, a cargo de Gustavo Banco, hasta que se disponga su traslado a un penal.

Una de sus hermanas es oficial de la Policía de la Ciudad, quien dijo no saber dónde se encontraba viviendo el joven.
Además, fue contactada la pareja del detenido, quien aseguró conocerlo como «Brian Silva» desde hace cuatro años.

 

El crimen de Leonardo Paz

El asesinato del colectivero sucedió en la parada ubicada sobre la calle Strangford al 100, en Villa Celina, adonde se subieron Cabrera y Antonacci a robar, armados con una pistola calibre 9 milímetros.

Uno de los alrededor de diez pasajeros era un cabo de la PFA, por entonces de 32 años, quien reaccionó gritando «¡Alto, policía!».

Según la investigación, Cabrera le disparó una vez sin lograr impactarlo y luego hizo dos tiros más hacia el colectivero, quien recibió los balazos mortales en el hombro y el tobillo derecho. El suboficial no utilizó su arma para preservar al resto del pasaje.

Al momento del homicidio, Paz estaba en su primer día de trabajo, practicando con su instructor.
El colectivero vivía en Gregorio de Laferrere junto a sus padres, su hermana Melina, su cuñado y una sobrina de 2 años.

«En la familia nos daba un poco de miedo que manejara a la madrugada. De hecho, él en la empresa [DOTA] tenía dos posibilidades: manejar en la línea 91 o en la 56. Pero como la 91 pasa por Villegas, un lugar bastante peligroso, le aconsejamos que eligiera la 56, pensando que iba a ser más tranquila, pero no fue así, lamentablemente no fue así», se lamentó tras el crimen Melina.

Leonardo sabía mucho de albañilería porque, mientras estudiaba, en sus días libres ayudaba a su papá. Pero su meta siempre fue llegar a subirse a manejar un colectivo de línea.

En su cuenta de Facebook, Leonardo subía fotos de colectivos que veía en la calle, como si fueran autos de lujo.
Paz estaba a prueba y los recorridos los realizaba con otro chofer, que lo guiaba. Pero como en la empresa DOTA estaban muy conformes con su trabajo y responsabilidad, aquel 14 de marzo de 2014 iba a hacer su primer viaje solo, como siempre soñó. No lo dejaron.

Tras su asesinato, hubo un paro de transporte y un reclamo gremial que terminó con una resolución que estableció que tenían que comenzar a instalar cámaras de seguridad en todos los colectivos, un anuncio que se volvió repetido ante cada hecho similar y todavía está en deuda.

 

Nota de Esteban Mikkelsen Jensen para Clarín 


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