Avanza el juicio contra cuatro hombres, tras 18 años de ocurrido el hecho que conmovió a la región y el país, por la muerte de la adolescente.
A tan solo tres jornadas del juicio, la acusación se está desplomando y aún no aparece ninguna prueba sólida que vincule el femicidio de la joven Otoño Uriarte con los acusados. Lo que más compromete a los hermanos Cau y Jafri es la aparición de la bici de Otoño Uriarte en la casa de su madre Teresa Cau.
Preguntas que van y vienen, pero ninguna prueba concreta para el tribunal. La jueza Florencia Caruso por momentos se muestra azorada y no puede contener los gestos. Y las defensas disfrutan los momentos de olvidos y confusiones. Tan relajados están los imputados que hasta Maximiliano Lagos se permite algunas siestas.
Hasta el momento lo que se tiene es que Otoño dejó su bici para ir a la escuela en la casa de una compañera. La madre de esa chica y la propia compañera lo ratificaron en juicio, al igual que otra amiga del barrio. La bici desapareció y la encontraron en lo de Teresa Cau, madre de los imputados Cau y Jafri, y madre a su vez de Victoria Cau que también iba al colegio con Otoño.
Una de las chicas que declaró, Leyre, dijo en el debate que Otoño le había comentado dos semanas antes de desaparecer que los hermanos de Victoria la molestaban. Y después refirió una charla entre un hombre del barrio, que tiene problemas de adicciones, y uno de los acusados. El hombre pedía algo a cambio de silencio y el imputado decía “qué querés si se nos fue la mano”. Las defensas se ocuparon de remarcar que nunca se hizo referencia a Otoño en ese intercambio.
El día de la desaparición Otoño fue al colegio con las amigas y después se encontró con Federico Saavedra, con quién estaba iniciando una relación. Caminaron con otras dos amigas y cruzaron a Maximiliano Lagos, que iba con su bebé en brazos o en un carrito, la memoria falló ese dato. Pero lo saludaron de buenos modos.
Después se quedaron solos Federico y Otoño en la plaza. Federico se fue al cumpleaños de su tía y Otoño regresó. Fue el último en verla y por eso estuvo imputado, aunque luego se corroboró que nada tuvo que ver con el femicidio.
Por el momento, esa es la prueba que se aportó al tribunal. Solo un recorrido con indicios sin que nada alcance para dictar cuatro perpetuas como pretende la fiscala Teresa Giuffrida y la querellante Gabriela Prokopiew.
Los defensores litigan más con la jueza Caruso que con las contrapartes, algunos con más torpeza. Por ahora se destaca Manuela Castro, socia de Gustavo Lucero, que asiste a Lagos. El resto apela a las confusiones y faltas de memoria. En la jornada de hoy tiene que declarar el comisario Ives Vallejos, entonces a cargo de la Unidad 26 de Fernández Oro y luego promovido a jefe de la Regional Quinta, pero se excusó. Su actuación al frente de la causa fue duramente cuestionada.
Cobertura de GRN Noticias