Pidieron 50 años para el locutor de San Antonio acusado de abuso sexual de niños

morelli

El fiscal planteó que no existen atenuantes que favorezcan al locutor, sonidista y docente por el abuso sexual agravado en 16 hechos contra niños y adolescentes varones. Desde la defensa oficial plantearon que el pedido de condena es «ilegal y exorbitante» y reclamaron que se aplique la pena mínima. 

El fiscal Juan Pedro Puntel pidió la condena de 50 años de prisión para el ex locutor, sonidista y docente de San Antonio Oeste (SAO), Marcelo Morelli, por corrupción de menores; facilitación de material pornográfico, abuso sexual con acceso carnal, abuso sexual gravemente ultrajante, abuso sexual simple, tentativa de abuso sexual con acceso carnal y exhibiciones obscenas.

El pasado 13 de mayo, el tribunal lo declaró culpable por esos hechos cometidos contra 8 varones menores de edad, entre los años 2006 y 2014, cuando las víctimas eran niños y pre-adolescentes.

Morelli ya cumple una condena de 20 años de prisión dictada en 2015 por hechos similares contra otros dos varones. Ese juicio que originó las nuevas denuncias por las que también se declaró culpable.

En la audiencia de cesura que se realizó hoy, Puntel planteó que no encontró atenuantes que favorezcan al acusado y sostuvo que la escala penal que corresponde para los delitos cometidos va «de 6 a 90 años de prisión». En ese contexto, propuso fijar un punto equidistante en 48 años que, al unificarse con la pena que ya está pagando, quedaría en 50. 

Desde la Fiscalía enumeraron una serie de elementos agravantes como la edad del acusado cuando empezaron los abusos (42 o 43 años), su educación y su trabajo, que dan cuenta de una «capacidad intelectual media» que le permitía comprender la magnitud de los hechos.

Además, planteó la «impresión negativa» que causó Morelli al no reconocer los hechos «aún ante las declaraciones claras o las reproducciones de Cámara Gesell». «No mostró arrepentimiento ni introspección. Esto no hace más que reforzar el quantum de la pena», sostuvo para describir a Morelli como una persona «egocéntrica, centrada en sus necesidades y con poca capacidad para empatizar».

La Fiscalía evaluó que el hombre se valió de una «relación de confianza, casi paternal, que generaba con las víctimas» y de la buena impresión que buscaba generar en los adultos.

«Todos lo describieron como una persona amorosa, cordial, afectuosa» indicaron para subrayar que «su motivación no era genuina, su interés era conseguir víctimas con un perfil que favorezca su impunidad y poder perpetrar estos hechos a lo largo del tiempo».

Por otra parte, evaluaron que se detectó un patrón en la elección de sus víctimas que tenían «hogares disfuncionales», una «figura paterna ausente» y una «necesidad afectiva» importante.

«Es imposible de definir la magnificación del daño causado», definió Puntel para subrayar que «todos los hechos cometidos destruyeron vidas de personas y de sus familias; la consecuencia se expande a la vida familiar».

La Querella adhirió a los argumentos de la Fiscalía aunque pidió que se sumen 50 años a los 20 de la primera condena.

Durante la audiencia se observó a Morelli inquieto. Se cubría parte del rostro, habló en algunas oportunidades con uno de sus defensores y movía una pierna de manera insistente.

Al finalizar la cesura, habló ante los jueces y aseguró que «siguen agregando mentiras». «Estoy condenado a una pena que, por la edad que tengo, para mí ya es una perpetua. Me gustaría re-insertarme en la sociedad para demostrar que no soy esa persona perversa que dicen que soy», planteó.

«Son solo dichos, no hubo ni una sola prueba, ni siquiera de las armas que describen. No soy esa persona que dibujaron, que dicen que soy. Denme una oportunidad para demostrar que si cometí errores trataré de no volverlos a cometer. Me gustaría mucho tener una vida normal. En este debate se está hablando del resto de mi vida. No me es fácil seguirla así», insistió.

Su defensor oficial, Pedro Vega, cuestionó la pena pedida por sus pares de la Fiscalía y varios de los elementos tomados como agravantes. Vega sostuvo que el pedido es «ilegal»porque excede el máximo de 35 años de la perpetua, pidió que la pena se base en el «principio de humanidad, que se considere la falta de antecedentes penales, y que no sumen más años de condena.

Para el defensor, la extensión del delito en el tiempo «no es un parámetro a considerar» como agravante y el hecho de aprovecharse de la edad de las víctimas «no es un concepto ajeno a la figura penal» por lo que tampoco puede agravar la condena.

En esa línea, afirmó que los argumentos sobre el «daño psicológico» fueron «meras conjeturas y suposiciones» y recordó que el acusado «no está obligado» a reconocer su culpabilidad. «Por eso estamos acá, porque viene a discutir y su derecho es defenderse, es un derecho constitucional», remarcó.

Por otra parte, manifestó que los 16 hechos que se juzgaron tendrían que haber sido incluidos en el primer juicio y no en uno aparte.

«Debió haber un solo juicio contra Morelli. Los hechos ocurrieron en fechas similares. Morelli no provocó el desdoblamiento de causas que se generaron prácticamente al mismo tiempo y por algo que no puedo explicar no se juzgaron en conjunto», afirmó.

De la audiencia participaron también la fiscal adjunta Yanina Passarelli y el defensor adjunto Juan José Alvarez Costa. En los próximos 10 días se conocerá la sentencia del Tribunal integrado por los jueces Marcelo Álvarez, Itziar Soly y Adrián Dvorzak.

 

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