Ocupación de viviendas: destacan la importancia de los espacios de salud mental

Ante la situación de público conocimiento ocurrida en Viedma en torno a la ocupación de las viviendas dependientes del Servicio de Salud Mental Comunitaria del Hospital Zatti, desde la Dirección de Salud Mental Comunitaria y Adicciones del Ministerio de Salud, destacan la importancia de estos espacios y dispositivos de inclusión socio-laboral para todos los usuarios y usuarias del programa.

Desde la Dirección expresaron que no contar con ese espacio implica no tener la posibilidad de sustento diario e impacta negativamente en un proceso de años de inclusión socio- laboral.

Asimismo, remarcaron que hoy les toca defender y dignificar los espacios logrados en un proceso de años de lucha por la inclusión social.

El Programa sostiene un modelo de atención comunitario, con una trayectoria de más de 30 años enmarcado en la ley provincial 2440 «de promoción sanitaria y social de las personas que padecen sufrimiento mental» y la Ley Nacional de Salud Mental 26657.

Este modelo se sostiene a través de la construcción de sistemas accesibles a la comunidad, cuyos abordajes se desarrollan en el contexto en el cual viven las personas, mediante una oferta que implica pensar al sufrimiento mental como parte de la vida. Aquí, los dispositivos intermedios se vuelven indispensables. Los mismos funcionan en el seno de la comunidad, formando parte de la Red de Servicios de Salud con base en la misma, buscando garantizar la inclusión de las personas con padecimiento mental, a través de la recuperación de derechos y la implementación de acciones de inserción socio-laboral y de promoción de la salud.

Estos dispositivos se implementan sobre la base de pensar el trabajo como un derecho indispensable y un recurso terapéutico por excelencia, que le permite organizarse a la persona, desarrollar actitudes potenciales, fomentar una actitud responsable y alcanzar el auto sustento económico, condiciones necesarias para lograr la inclusión social.

Particularmente, los dispositivos desarrollados en Viedma se originaron en el año 1992 luego de un diagnóstico de situación del mercado laboral, desprendiéndose del mismo la existencia de un mercado cautivo orientado a la floricultura y plantas de interiores bajo invernáculo. Desde allí surgen estos emprendimientos sostenidos en gran parte por los usuarios en tanto modo de hacer frente a su vulnerabilidad psicosocial, quienes ingresan primero como talleristas para aprender la tarea, para luego ser socios propietarios de toda la producción y venta de productos.

El dispositivo “La Esperanza” se encuentra ubicado en la zona urbana de Viedma, Barrio Ceferino (1016 viviendas), en un conjunto compuesto por dos viviendas cedidas al Servicio de Salud Mental, y la chacra “La Unión” que está asentada en la zona rural a 28 kilómetros de esta ciudad, en la Parcela A-273, sub. zona F, y cuenta con una superficie de 22 hectáreas.

Sin embargo, dado el actual contexto pandémico, la totalidad del sistema sanitario provincial debió readecuar la modalidad de atención y consultas, buscando brindar una respuesta coordinada a la emergencia, evitando aglomeraciones, previniendo los contagios y cuidando a la población. En línea con estas medidas, los dispositivos intermedios que se encuentran en Viedma se vieron afectados en su normal funcionamiento, no pudiendo los usuarios concurrir cotidianamente a los emprendimientos “La Esperanza” y “La Unión”.

Cabe destacar el rol que desempeñan estas empresas sociales a nivel comunitario, interviniendo activamente en las diversas actividades que se llevan a cabo en la localidad; la participación en la feria municipal de productos regionales es ejemplo de ello. Con gran esfuerzo los usuarios y el equipo de salud mental comunitaria y adicciones dependiente del hospital enfrentan diariamente la complejidad del contexto actual y se ven exigidos a construir respuestas creativas para hacerle frente a la diversidad de escenarios que se presentan a cotidiano.

Esto implica hacer un uso diferente de los dispositivos al que se hacía en el contexto habitual. Concretamente se realizaba el mantenimiento diario del lugar, el riego de las plantas y se distribuían los insumos a los usuarios para la producción para sostener el espacio de venta en los comercios locales.

Por último, desde el quehacer diario y con miras a la inclusión de las personas con sufrimiento mental se aborda la problemática habitacional en los usuarios y se los acompaña y orienta a gestionar en las áreas pertinentes, fundamentados en que sus derechos deben ser oídos y respetados.