Mujeres policías: perspectiva de género en una institución verticalista

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Por Ornella Infante (*)

Soy Ornella Infante, una emergente de las luchas feministas de esta última etapa en la Argentina. No me he quedado solo en los temas de diversidad sexual o del colectivo trans a  quién he visibilizado y fortalecido con mi lucha por obtener reconocimiento y derechos. Desde mi experiencia de vida, también encarno la lucha de las mujeres de la economía popular y de la agenda social atravesada por la emergencia. Emergencia que se plasma en la preocupación por el alimento diario o la necesidad de acceso a la justicia por violencia de género. Un universo con matices complejos, en dónde la política, y los sujetos políticos confluyen en pensamiento, reflexión y acción para transformar la realidad.

La violencia de género y la respuesta institucional a esta, tiene una complejidad que atraviesa a todas las mujeres, lesbianas, travestis y trans y el factor de acceso a la justicia se convierte en prioridad.

En este contexto cobra importancia llegar a las mujeres que son parte de las instituciones verticales que conforman los organismos de seguridad. Estas no están exentas de dicha violencia.

De una recorrida por las distintas regiones de nuestra provincia junto a la actual diputada nacional del Movimiento Evita Silvia Horne, pudimos determinar que está ausente en la formación de los y las policías, la perspectiva de género.

Muchas policías viven el embarazo con culpa. Como un estigma que sus jefes varones les hacen sentir. La decisión de avanzar en la gestación es muy difícil y dolorosa para estas mujeres, debido a la violencia psicológica sometida por sus pares masculinos, quienes le imputan la condición de vulnerabilidad no solo personal sino institucional.

No escapan las mujeres policías a la situación de violencia doméstica que ocultan cuidadosamente para que no influya en su foja de servicio. No cuentan con mecanismos accesibles, ni protocolos de actuación que pongan un límite a esa violencia doméstica e institucional.

Las leyes Micaela prevén espacios de capacitación, es importante adherir y cumplir la ley para ponerlos en marcha inmediatamente. Pero también hace falta que la ley orgánica de la policía incorpore la perspectiva de género, y meritúe con equidad los antecedentes, de modo que las mujeres puedan acceder a la oficialidad y a las planas mayores con los mismos requisitos de idoneidad que los varones.

Es necesario que exista dentro de la institución policial en todos sus niveles, oficinas de género dentro de las jefaturas con equipos interdisciplinarios y sanciones efectivas para los actos de violencia contra las mujeres de la fuerza.

Finalmente, cuando los movimientos de mujeres tomamos las calles y marchamos, lo hacemos porque la violencia que se nos aplica nos indigna. Nos llena de dolor, y reclamamos por todas. Por la nuevas generaciones. Por nuestras hijas, madres y vecinas. Ese clamor, ese grito sororo, es también por las mujeres policías, que seguramente sienten las mismas necesidades, pero no tienen quien las escuchen, y les permita ser parte de este movimiento feminista.

(*) Ornella Infante es secretaria de la Mesa por la Igualdad del Movimiento Evita y de la Federación LGTB y candidata a legisladora provincial por el Frente para la Victoria.